No es que no sea la misma, tiene la misma cara, la misma sonrisa, no creo que su peso cambiara tanto a pesar de su gusto por las golosinas, no creció pues siguen sus ojos a la misma altura.
Es como regresar a ese lago en el cual un año acampaste y después de pasadas varias primaveras regresas. Y te encuentras con el mismo espejo de agua; inmutable pero con mas edad, y miras en el y te vez transformado dentro de ti; no es el mismo en el que te sumergiste esas vacaciones, y aun así encuentras el mismo deseo que al principio: dejar que las aguas frescas toquen tu piel, no importa si es de noche o de madrugada. No había hora mala para evitar esa zambullida.
Pero un tiempo no sabes que paso...
El excursionista se aburrió y busco otras vistas o el lago heló el amor que sentía el viajero...
Pero ahora lo vez con otros ojos, otra mente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario