Se fue el sin vergüenza ladrón con todas las cosas que apreciaba: mi felicidad, mi amor, mis esperanzas y deseos. Solo dejo esta incomodidad; en mi cama y en mi mente.
Ahora mis amigos no me reconocen, me preguntan que tengo, porque la cara larga. Como si en verdad uno supiera que es lo que en realidad me pasa. Creen que estoy resentido por lo que me paso. Resentido. No soy estomago de bebe.
No nadie sabe.
Ahora uso una máscara con una sonrisa, es lo único que puedo hacer, mi sonrisa se fue contigo. Te odio.
Solo me quedo esta mascara de mueca retorcida, de falsa felicidad. De cómo todo el mundo va a recordarme. Así me tendrán en los anales del tiempo. Me da miedo que los demás sepan que estoy triste; nunca dejar que los demás vean cuando eres débil. Finjo fortaleza cuando en realidad mis piernas tiemblan porque ya no pueden sostenerme. Mis ojos se llenan ya que no les permito llorar. ¿Te odio?
No soporto la compañía, no soporto las canciones del radio (eso suena tan patético), no soporto esta fingida tranquilidad. Entre sombras y tinieblas me refugio; como en el principio antes de que me sacaras. ¿Por qué levantarme del charco si después me tirarías a el? ¿Es que no tuviste consideración de lo que yo sentía?
Tengo demasiadas preguntas pero no quiero ninguna respuesta; ya no más. Ya no se que quiero. Deseo que todo el mundo se destruya, que no quede ni gota de persona alguna, que no quede rastro de mal amor, que ese viejo gruñón levante una vez más su mano colérica sobre su pueblo y devore con fuego y agua toda esta realidad.
Pero lejos de todo pensamiento apocalíptico hay una pregunta que todavía me inquieta, ¿Me amas? Ya no lo sabré, no porque no puedas hablar, o te volvieras totalmente indiferente a mí, sino porque ya no puedo diferenciar si me mientes, si ocultas algo. Se abrió una brecha entre nosotros, es muy grande; aun dudo si debiéramos de seguir siendo amigos.
Del odio al amor solo hay un paso o viceversa, la tristeza, pero yo no salgo de ese limbo. A pesar de lo mal que me siento, de lo lastimado que estoy por tus actitudes, de lo dolido que estoy de tus decisiones; me odio por aun amarte.
Y sé que podre decir mil cosas sobre esto. Pero lo último que queda decir es:
Te odio por que una vez te ame, te odio por haberme dejado que te amara, te odio por haberme dejado creer que me amabas, te odio por haberme dejado darte un último beso de miel y sal, te odio por que aun no te vas de mí.
Regrésame el tiempo perdido. El tiempo donde me entregue hasta el punto donde nada de mi cuerpo era mío.
Voy por el revólver a matar tu recuerdo, espero no interponerme en el camino de la bala.
Pero qué diablos, mas herido no podría estar.
Y aun así seguiré siendo un idiota por amarte.
¿Qué poder tenias, que clase de droga eres? Llevo tres semanas sin ti y aun me haces falta.
No te preocupes, ya no es tu asunto eso quedo claro para mí.
Ahora es mi problema. Yo me encargare de buscar la manera de odiarte. De matar al débil y sufrido, matare esa parte patética de mí que durante un año creí mejor persona. Destruiré el altar con tu nombre y erguiré un monte con los huesos y sangre de las personas que encuentro a mi camino.
Lo llamare hogar.
Regreso a ti oscuridad, tú que nunca me diste mucho para que no me ilusionara, ni tampoco me quitaste para que no huyera. Aun así me fui, cual mal amante a brazos que prometían el paraíso. Tu oscuridad que amas incondicionalmente; me recibes con los brazos abiertos.
Solo en tu seno podre volver a ser feliz, odiando al mundo.
Por el tiempo, por las verdades y medias verdades. Adiós y buena suerte a donde sea que quieras llegar (tus sueños), a donde tienes que llegar (tu destino) y a donde vayas a parar (tu realidad).
Yo simplemente caminare solo, con mis pecados y con muy pocos deseos, como los elefantes en el bosque.
Y la dedicatoria… un espacio vacío. Junto con el espacio vacío en mi tiempo.
